Mantener el equilibrio entre la vida y el trabajo promueve una mejor calidad de vida en los colaboradores, y en consecuencia, un mejor desempeño en su trabajo.
La zona de confort puede considerarse un estado mental, en el que las personas se sienten satisfechas con su vida actual y, de manera consciente o inconsciente, evitan la auto exigencia y situaciones o proyectos que le generen presión.